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En el prólogo a su obra “Jesús de Nazaret”, Benedicto XVI, después de aludir a la separación que ha introducido el estudio histórico-crítico entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, afirma:

Como resultado común de todas estas tentativas, ha quedado la impresión de que, en cualquier caso, sabemos pocas cosas ciertas sobre Jesús, y que ha sido sólo la fe en su divinidad la que ha plasmado posteriormente su imagen. Esta impresión ha calado hondamente en la conciencia general de la cristiandad. Semejante situación es dramática para la fe, pues deja incierto su auténtico punto de referencia: la íntima amistad con Jesús, de la que todo depende, corre el riesgo de moverse en el vacío”. El estudio crítico de los evangelios sinópticos intenta mostrar a los alumnos el fundamento racional de la fe cristiana y posibilitar la certeza acerca de aquello que la constituye: la relación con Jesús.

En este marco, los alumnos serán capaces de entender los evangelios sinópticos, mediante la atención al contenido, estructura, estilo literario, semejanzas y diferencias de estos textos, sin olvidar su génesis y elaboración, al igual que la obra lucana Hechos de los Apóstoles, donde se testimonia la expansión del cristianismo. El conocimiento y asimilación suficientes de esta parte del Nuevo Testamento es insoslayable para conocer tanto los hechos y dichos de Jesús como la fe apostólica en Jesús, objetivo último de este curso.

En la práctica educativa queremos que los alumnos pongan en juego sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores, reflexionando sobre estos temas, ya que el estudio de los Evangelios Sinópticos es central. Por un lado, porque presentan el acceso más directo a Jesús de Nazaret, mediatizado por la experiencia y el testimonio de las primeras comunidades cristianas. Por otro lado, porque representan un fenómeno literario único, sin paralelos en toda la literatura antigua: un conjunto de obras tan parecidas y tan diferentes

 







La transmisión del conocimiento de nuestra materia no se puede hacer al margen de los vestigios
histórico-artísticos y patrimoniales que la misma religión católica nos ha legado, acervo cultural fruto de la
fe. Una veraz comprensión de la historia de nuestra cultura y más concretamente de nuestra Región de
Castilla-la Mancha precisa conocer el primer monumento histórico de cuantos las generaciones anteriores
nos han transmitido. La Catedral de Ciudad Real, uno de los principales templos de la Diócesis , además de
ofrecer los mejores ejemplos de obras de arte de los diversos periodos artísticos, es especialmente rica por
la cultura que ha generado, cristalizada en su legado arquitectónico, pictórico, escultórico y litúrgico. El
docente de Religión Católica necesita conocer la historia cultural y artística de la fe vivida en nuestra
Diócesis y servirse de ella como singular recurso para la transmisión de las verdades de la misma fe. Al
lenguaje artístico de los diversos periodos de la historia, se suma el valor de la belleza artística, que en sí
misma es medio y cauce propicio para el conocimiento de Dios.